La natación como alternativa a la sala
La subida de las temperaturas nos acerca a las playas pero nos aleja de la cinta de correr. Cuando el sol cae a plomo sobre nuestras cabezas lo último que nos apetece es entrar al gimnasio a sudar aún más. Si este es tu caso, no te preocupes: la piscina te espera para ponerte en forma.
El aumento de horas de sol mejora nuestro ánimo pero también nos cansa más. Mientras que en invierno una hora de trabajo en sala es hasta reconfortante por el bienestar que nos aporta, en verano hace falta una voluntad de hierro para sudar la camiseta después de un duro día de trabajo. Por eso, encontrar otras formas revitalizantes y frescas de hacer ejercicio es fundamental para no echar por tierra todos los avances que hemos conseguido durante la temporada de otoño e invierno.
La natación junto con el running es una de las formas de ejercitarse más completas
La natación es ya de por sí un deporte estrella. Junto con el running, es una de las formas de ejercitarse más completas que existen porque trabajas a la vez todos los grupos musculares así que puede ser un buen sustituto o complemento de tus actividades físicas habituales.
Mientras nadas mejoras tu sistema cardiorespiratorio y aprendes a respirar correctamente. Gracias a la ayuda de los monitores, puedes por fin controlar la respiración en cada brazada y mejorar tu capacidad pulmonar y tu resistencia. Hay estudios que demuestran que personas de mediana edad y un estilo de vida sedentario mejoraron un 10% su capacidad aeróbica después de 12 semanas de entrenamiento en piscina.
No sólo eso. También puedes ganar masa muscular entrenando en el agua. La natación refuerza la musculatura de brazos, piernas y abdominales. Prepárate para ver crecer tus tríceps mientras disfrutas de unos largos fresquitos en la piscina a media tarde mientras en la calle canta la chicharra. Aunque a ciertos niveles de entrenamiento no será tan efectivo, si llevas tiempo sin hacer ejercicio pronto verás resultados.
También puedes ganar masa muscular entrenando en el agua
El tono muscular que aporta la natación es bien definido. El cuerpo de los nadadores tiende a ser magro porque durante su práctica se queman de media 500 calorías por hora dependiendo de la condición física de partida y de la intensidad y la eficiencia con la que nades.
La técnica es muy importante cuando hablamos de natación. Una buena técnica incrementa los beneficios del entrenamiento en piscina porque permite nadar más rápido y mejor, con lo que aumenta el ritmo cardíaco durante el ejercicio así como el tiempo y la distancia que puedes prolongar tu entrenamiento. Mejora tu técnica y observa cómo tu cuerpo hace el resto.
Además, es un deporte que puede empezar a practicarse a cualquier edad y con independencia de la condición física de partida. No sólo no importa que lleves un tiempo entregado a la vida sedentaria ni que seas mayor sino al contrario, es uno de los mejores deportes para retomar la rutina de incorporar la actividad física a tu vida y de mantener tu cuerpo joven y en forma sin excesivo desgaste.
Una de las grandes virtudes de este deporte es que se trata de un ejercicio de bajo impacto, es decir, las articulaciones no sufren un desgaste extra cuando se practica. Esto lo convierte en el favorito de médicos y fisioterapeutas para la recuperación después de una lesión y para personas con problemas óseos y articulares como pueden ser la artritis o la artrosis.
Nada como un buen baño para terminar una dura jornada de trabajo. Sumergirse en el agua tiene efectos calmantes y propiedades relajantes sobre el ser humano. Así que ya sabes, no permitas que el calor te gane la partida y tírate a la piscina.