¿Cardio o pesas para quemar grasa? Mejor combínalos
Cuando pensamos en perder peso la solución nos viene rápida a la cabeza: cardio. El ejercicio cardiovascular nos ayuda a quemar toda esa grasa sobrante que tanto nos molesta. Cardio para bajar de peso y máquinas para musculación. Así ha sido siempre. Pero, ¿qué pasa si hay otra manera?
La batalla para perder peso es larga y difícil por eso necesitamos todos los aliados que podamos encontrar en el camino y el entrenamiento de fuerza no es uno que podamos ignorar.
Aún hay mucha gente que cree que si hace músculo no bajará de peso, pero no es cierto, o por lo menos no lo es a medias. Cuando nos encontramos inmersos en un periodo de pérdida de peso en realidad lo que buscamos es quemar la grasa sobrante del organismo. ¿Qué sucede? Que a veces comenzaremos perdiendo volumen pero ganando números sobre la báscula.
Esto es debido a que el músculo pesa más que la grasa y al comenzar a trabajar nuestro cuerpo después de mucho tiempo llevando una vida sedentaria nuestros músculos empiezan a coger tono y, por ende, pesan más. Sin embargo, no hay que dejarse engañar por la báscula. Con una cinta métrica podremos monitorear los progresos en cuanto a pérdida de volumen se refiere y comprobar así el éxito de nuestro plan.
Una de las grandes ventajas del entrenamiento de fuerza reside en que su punto álgido de quema de calorías tiene lugar después del ejercicio. Diversos estudios han demostrado que el entrenamiento de fuerza tiene efectos sobre el cuerpo en reposo hasta 36 horas después del ejercicio, haciendo que queme 10 calorías más por hora.
Para conseguir este mismo efecto con un ejercicio aeróbico tendremos que someternos a largas sesiones de cardio y aún así dependerá también de la intensidad que hayamos aplicado durante el ejercicio.
El ejercicio cardiovascular tiene grandes beneficios para nuestro organismo más allá de la quema de calorías. Mejora nuestro sistema respiratorio y la capacidad pulmonar además de nuestro sistema cardíaco. En una sesión normal podemos quemar entre 500 y 800 calorías, por lo que no podemos olvidarnos de él en nuestro camino para librarnos de toda la grasa acumulada.
Un truco habitual para sacar el mejor partido a nuestras sesiones de cardio es incorporar dentro de nuestro ritmo habitual pequeños picos de más intensidad. Así, con estos sprints durante la sesión, conseguiremos un ritmo metabólico más cercano al que se consigue con el entrenamiento de fuerza.
Otro punto a favor de combinar el entrenamiento de fuerza con el ejercicio cardiovascular para perder peso es que el cuerpo necesita consumir más calorías para mantener la musculatura que para mantener la grasa.
Es decir, crear músculo te ayuda a perder grasa incluso cuando no estás haciendo ejercicio. Aunque la constancia será, como siempre decimos, la clave del éxito de cualquier programa, conocer estas técnicas nos será de utilidad para aprovechar mejor nuestros recursos.
Cuando creas músculo aumentas tu tasa metabólica, es decir, la energía que necesita tu cuerpo para mantenerse durante el día aunque no hagas absolutamente nada. Así, cada vez que estés a punto de rendirte en una sesión de entrenamiento recuerda: el sudor de hoy es el descanso sin remordimientos de mañana.
Combinar estos dos tipos de ejercicio es garantía de éxito en cualquier plan de pérdida de peso. Por una parte, el ejercicio cardiovascular ayuda a quemar una gran cantidad de calorías mientras lo realizamos. Por otra, el entrenamiento de fuerza quema calorías incluso en reposo y ayuda a dar una bonita forma saludable al cuerpo. ¿Por qué elegir? ¡Incorpora ambos a tu rutina y disfruta de los resultados!