Medir tu entrenamiento te ayuda a progresar

A veces tenemos la sensación de que entrenamos pero no progresamos porque nos vemos igual. Sin embargo, nuestra percepción de nosotros mismos suele ser equivocada. Ahí es donde entran en juego los diferentes tipos de medida porque nos permitirán llevar un control objetivo de nuestros progresos.

Mide tu entrenamiento para progresar

Medir adecuadamente los avances en nuestro programa de entrenamiento nos permite comprobar si está siendo efectivo o si necesitamos realizar algún cambio que impulse nuestro rendimiento deportivo a un nuevo nivel. Así, desde nuestro punto de partida inicial podremos analizar la progresión de nuestro entrenamiento, ver la evolución y comprobar si los resultados van en la dirección que buscamos.

Medir adecuadamente los avances en nuestro programa de entrenamiento nos permite comprobar si está siendo efectivo o si necesitamos realizar algún cambio

Dependiendo de cuáles sean nuestros objetivos tendremos que medir unos parámetros u otros. Desde el peso hasta el volumen, la báscula y la cinta métrica son dos aliados imprescindibles cuando seguimos cualquier programa de fitness, tanto de pérdida de peso como de musculación.

Otro elemento importante a tener en cuenta serán nuestras pulsaciones.

El control de la frecuencia cardíaca durante el ejercicio también será muy útil para determinar en qué niveles de intensidad física estamos.

Además de ayudarnos a mantener el pulso dentro de un rango saludable, podremos calcular en qué punto de nuestro entrenamiento nos encontramos según la velocidad de nuestras pulsaciones. Este rango será diferente según la persona y tendremos que mantenerlo en una franja determinada según nuestro objetivo sea perder peso o muscular.

Para ello la ayuda de un pulsómetro o una pulsera de actividad son fundamentales. Desde que salieran al mercado han evolucionado bastante y a día de hoy cuentan incluso con aplicaciones compatibles con la mayoría de móviles.

Lo primero es determinar cuál es el objetivo que perseguimos con nuestro ejercicio.

Según sea nuestro objetivo, así tendrán que ser nuestras pulsaciones. Para calcular el rango de nuestras pulsaciones óptimo para nuestro objetivo el primer paso a seguir será medir nuestras pulsaciones en reposo. Este dato nos servirá de referencia para cálculos posteriores.

Otro dato que tendremos que tener presente es nuestra frecuencia cardíaca máxima, que se calcula de la siguiente forma: 220 - edad (hombres) o 226 - edad (mujeres). 

Así, la franja óptima para el ejercicio aeróbico estará en un 65-75% de la frecuencia cardíaca máxima y la anaeróbica entre un 85 y un 100%. Dentro de la capacidad aeróbica el esfuerzo es moderado y es el área de actividad en la que se quema más grasa, perfecta para procesos de adelgazamiento y aumentar la resistencia pulmonar. Por su parte, en la franja anaeróbica el esfuerzo es muy intenso y sólo se recomienda a deportistas entrenados.

Las personas con enfermedades cardiovasculares tendrán una limitación extra a la hora de calcular las pulsaciones óptimas para su entrenamiento, por lo que se recomienda que consulten con su médico de cabecera antes de iniciar la actividad.

Los pulsómetros y las pulseras de actividad permiten llevar un control bastante fiable de las pulsaciones y el ritmo cardíaco durante el ejercicio.

Marcas como Polar o Garmin son auténticos referentes dentro del sector y permiten medir además de la frecuencia cardíaca factores como la cadencia de la carrera para los runners y la intensidad del entrenamiento, además de llevar incorporado reloj y GPS.

Además, la mayoría de los pulsómetros de cierta calidad actuales se controlan y registran los datos en una app en nuestro teléfono móvil, facilitando el control de los datos de nuestro entrenamiento. Un gadget imprescindible para iniciarse en la vida sana.